Suelo escribir para canalizar de algún modo mi hedonismo, a veces también escribo pues tengo ganas de explorar mi habilidad de escritor, aunque a veces me dicen que soy un literato frustrado la verdad que doy en parte razon, pues frustrado soy, ahora lo de literato es un mero acompañante de dicha palabra.
He tenido ya varios escritos, desde con dedicatoria y firma, hasta los más extraños, raros y con demasiada carga emocional. A fin de cuentas eran obras mías y las solía leer para invitar a los recuerdos, que por lo general son bellos y magistrales, a causar en mi sonrisas, a veces nostalgía muy pocas veces lágrimas, sin embargo en más de uno al escribirlos derrame muchísimas lágrimas, el llanto como bien lo sostengo, no es más que un recordatorio, de cuan humano podemos ser a veces. A veces por cierto me siento tan capaz de crear un mundo nuevo, y otras de destruir el que ya conocemos, pero a veces me detengo a pensar, no es a veces, sino que es muchas veces, y dan vueltas en mi pensamiento como moscas sobre manjar, a veces me he sentido muy orgulloso de mis escritos, otras veces me decía pero, servirá escribir tanto, me sentía eso sí motivado por la capacidad de muchos otros que sin lugar a dudas, tienen el conocimiento exacto para hacer de un escrito, algo exquisito, delicioso, sutilmente venenoso, que encandila a los sentidos, despierta la imaginación, nos hace sentir hombres, nos hace pensar y hasta hay ocasiones que nos motiva y nos confunde y nos deja ese sin sabor de lo delicioso, pues existe un punto en que el dulce, el amargo, el agrio, el salado tienen un común, y es que son sabores.
A veces me siento, y veo pasar por mi delante, a cuanta gente considero, como explique en otro blog, a veces no sé si ignoro, evito, esquivo, o huyo, pero algo de todo lo mencionado hago, y es que soy creo el más humano de los humanos y el más Dios de todos los Dioses, y mi pensamiento a veces se acopla al de otros y a veces lo único que hago es jugar con la placentera actividad que surge del opinar igual. A veces, me siento estúpido por lo que pienso, luego reformulo ese pensar y me doy cuenta de que podía aún ser mucho más estupido, y también me doy cuenta de que algo no va muy bien con mi autoestima, sin embargo duermo, y al despertar soy el Rolando en su mejor faceta, ese día me afeito y hasta me pongo mis lentes oscuros, esos que solo me veran puesto por fotos, más jamás en vivo y en directo, como decía una gran protagonista de una novela universitaria: cara a cara. La verdad es que cara a cara es algo realmente loable, es una lucha entre lo esteticamente bello y lo fisicamente repulsivo.
A veces intento complacer, y complacerme complaciento, a veces miento, mintiendome a mi mismo, a veces me burlo de las burlas sobre mí, y a veces escribo solo para sentirme alguién importante. A veces recuerdo que soy Rolando y no Gabo, no Vallejo, no. En fin.
A veces me da mucha risa ver como siguen mis ideas, gente estúpida realmente, que creo que lo que intentan es hacerme ver a mi como más estúpido, pero descubierto el plan solo atino a reirme, a veces me invade la curiosidad de saber de tal o cual persona, y busco medios para saber algo, a veces basta una imagen para hacer gala de la hermeneútica, pero por lo general mi sentido visual es tan distorcionado que mis ideas sufren la consecuencia de ello. A veces me digo a mi mismo por que hacen tales cosas, es cosa de locos, pero resulta interesante ver como interactuo con otros. A veces pienso que el pensamiento es como un chicle....por que es moldeable, pegajoso, con olor, color y sabor en un inicio, pero al final algo descartable, y sobre todo por que es muy barato.
A veces soy Yo, y otras veces soy simplemente Rolando Navas Infantes, que se quedó sentado en una pequeña y muy interesante banca, a la espera aún no sé de qué.
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